Martin Krämer mira por la ventana de su despacho y ve verdes prados y oscuros bosques de abetos. Krämer vive y trabaja allí donde otros van de vacaciones. En una explotación en la Selva Negra, rodeado de bellos paisajes, en pleno valle de Kinzig. Sin embargo, no hay signos de tranquilidad en la zona de producción adyacente a su despacho. Hay ajetreo y actividad. "Con el primer láser, la producción despegó de verdad para nosotros", dice Martin Krämer y se ríe. Krämer es el propietario y director de Krämer Brennteile, un subcontratista para el mecanizado de chapa. Y añade: "El láser lo ha cambiado todo para nosotros. El corte por láser es muy rápido y se puede hacer mucho si se aplican los procesos adecuados. Hasta ahora es algo que hemos logrado con éxito y eso también significa que todo va un poco más rápido". Y eso es casi un eufemismo, como demuestra un vistazo al rápido desarrollo de su empresa.
En 1996, Martin Krämer se hizo de cargo de la explotación agrícola y forestal de su padre y la transformó: en lugar de ganado, desde 2002 hay una máquina cortadora de llama en el antiguo establo. Así empieza a trabajar por su cuenta. Esto se divulgó rápidamente y cada vez le llegaban más pedidos. En 2009 ya trabajan cuatro empleados a tiempo completo y siete a tiempo parcial en la explotación de Krämer. Y Martin Krämer lo reconoce: si quiere seguir atendiendo a sus clientes lo mejor posible, ya no puede prescindir del láser. En la ferie Blechexpo ve la TruLaser 1030 de TRUMPF y la compra directamente en el stand. Con la máquina de fácil manejo consigue introducirse en el mecanizado por láser y acelera el rápido desarrollo de la empresa familiar. Hoy día hay una TruLaser 5030 en la nave de producción fabricada en 2019 y 41 empleados fijos y a tiempo parcial se encargan de procesar los pedidos de forma rápida y fiable.
Refrigeración verde
Pese al crecimiento, Krämer sigue firmemente arraigado en la región y suministra series pequeñas de 1 a 25 piezas, principalmente a clientes locales en un radio de unos 70 kilómetros. Este vínculo regional está estrechamente unido a una fuerte conciencia de sostenibilidad: "Vivimos y trabajamos aquí en plena naturaleza y nos esforzamos en poner de nuestra parte para preservarla de la mejor forma posible", afirma. Cuando TRUMPF preguntó a Martin Krämer si estaría interesado en probar el nuevo Eco Cooler en su máquina láser, se entusiasmó de inmediato. Esto se debe a que el refrigerador del láser no requiere refrigerantes químicos nocivos. En lugar de con gases fluorados de efecto invernadero, funciona con agua destilada. Hasta el momento, los gases fluorados se utilizan con frecuencia como refrigerante, pero son extremadamente nocivos para el clima. Y el Eco Cooler presenta otra ventaja: necesita de un 50 a un 80 % menos de energía que los sistemas de refrigeración convencionales. Funciona como una bomba de calor. En un circuito cerrado, el agua enfría los componentes que producen calor del sistema láser, como los diodos láser, la óptica, los accionamientos y los armarios eléctricos. El agua calentada regresa al Eco Cooler, donde se vuelve a enfriar mediante evaporación, compresión y condensación. Fabian Staib, jefe de producto en TRUMPF, lo resume así: "El Eco Cooler representa una alternativa sostenible para la empresa. Funciona exclusivamente con agua, el refrigerante más ecológico, seguro y natural". Esto es cada vez más importante, pues de aquí a 2048 los gobiernos de todo el mundo están reduciendo gradualmente la cantidad de gases fluorados que los fabricantes de refrigerante ponen en el mercado. Los refrigerantes van a ser cada vez más escasos y, por tanto, más caros.
Sostenible = rentable
En la explotación de Krämer se utiliza el Eco Cooler con la opción Free Cooling. En este caso, se instala un intercambiador de calor agua-aire en el exterior del edificio. Este utiliza la temperatura ambiente para la refrigeración. Si esta es inferior a 17 grados centígrados, enfría el agua completamente sin el evaporador en el espacio interior. Si la temperatura exterior es superior, el evaporador se inicia de forma automática. De este modo se puede ahorrar adicionalmente hasta el 30 % de energía. La puesta en marcha del aparato se realizó sin dificultades. Tras un tiempo mínimo de instalación se puso en funcionamiento el nuevo refrigerador y desde entonces ha convencido con el máximo ahorro: consume 14.000 kilovatios hora menos de electricidad al año. "Especialmente con los precios actuales de la electricidad, el extra de sostenibilidad es también una ventaja económica", afirma Krämer. El ahorro de CO2 asciende hasta 5,1 toneladas al año. "Y como ya no utilizamos refrigerante basado en gases fluorados, el riesgo para el medio ambiente es mucho menor. Si una manguera tiene una fuga, solo sale agua".
La opción Free Cooling ha tenido un éxito especial para Martin Krämer. El motivo es muy sencillo: "El refrigerador exterior es muy efectivo para nosotros, ya que está situado en un rincón donde siempre hay sombra, incluso en verano. Por eso tenemos una proporción extremadamente alta de Free Cooling de más del 60 % del tiempo de uso", afirma Krämer con satisfacción.
Agradablemente discreto
El cambio de refrigerador no ha tenido consecuencias en los resultados de corte: "La calidad del corte sigue siendo alta y la máquina funciona de forma estable, como siempre", dice el jefe de producción Pius Brucker. Martin Krämer añade: "El Eco Cooler funciona perfectamente, reduce los costes energéticos y tiene un menor impacto en el medio ambiente. Se trata de una solución óptima".
Mientras tanto, la tranquilidad ha vuelto a la zona de producción por la tarde. Martin Krämer sigue sentado en el escritorio y organiza los últimos detalles de una reunión con TRUMPF. La próxima sustitución de máquinas ya está en la agenda de la explotación de Krämer: una TruLaser 5030 con una potencia de 24 kilovatios sustituirá próximamente a la máquina de 10 kilovatios actual. "Por supuesto, pedimos también el Eco Cooler para la nueva máquina", dice y mira satisfecho por la ventana al exterior, donde los árboles proyectan ahora largas sombras sobre el prado que hay detrás de la explotación de Krämer.